Bolivia es un país que se define por su “mediterraneidad”. Sorprendentemente, aunque el Mediterráneo sea un mar, Bolivia se caracteriza precisamente por el enclaustramiento que le produce no tener mar. En la Guerra del Pacífico con Chile (1879-1884) el país andino perdió su salida al mar, invadiendo Chile una zona muy rica en salitre y guano perteneciente a Perú y Bolivia. Desde ese momento, los reclamos de salida al mar para Bolivia han sido una constante y tanto gobiernos de izquierda, de derecha, dictatoriales, democráticos o del color que sean, han intentado negociar con Chile la recuperación del mar. No se trata de un mar para el turismo, no es la frustración por no tener lindas playas, sino que es un complejo debido al robo y pérdida de una región que abre al país al comercio exterior, a las comunicaciones marítimas y que la hace independiente de sus vecinos para transportar grandes mercancías.
Los “señores del estaño” (Patiño, Hoschild y Aramayo) que gobernaron bajo mano el país durante la primera mitad del siglo XX, nunca tuvieron una visión nacionalista ni de desarrollo del país que les hizo ricos. Ellos construyeron el tren desde las ricas minas de Oruro y Potosí a Antofagasta, desde donde exportaban los minerales a las fundiciones de Gran Bretaña y Estados Unidos, pero nunca reclamaron la devolución del mar a su país. Posteriormente ni el gobierno “revolucionario” de Paz Estenssoro, ni el dictatorial de Bánzer consiguieron una negociación en este ámbito con el país vecino aun habiendo periodos de relativas buenas relaciones entre ambos países (recordemos que los dictadores Hugo Bánzer y Augusto Pinochet fueron ambos estudiantes destacados de la Escuela de las Américas y contemporáneos presidentes de sus respectivos países).
Llegamos al siglo XXI en que el reclamo del mar para Bolivia sigue presente. La humillación de la Guerra del Pacífico, en la que los “burgueses” bolivianos jugaron más a favor de Chile que de su propio país, vuelve a ser un elemento actual en las relaciones entre ambos países. Se entroniza a uno de los pocos empresarios bolivianos que defendió el mar, Eduardo Abaroa, y se lo idolatra sin saber que el motivo por el que dio la vida no fue precisamente el del luchar por su país, sino por sus empresas.
En un momento en que la integración regional latinoamericana avanza tanto a nivel político como económico ¿no deberíamos apoyar la devolución del mar a Bolivia? Aunque después de más de cien años de la guerra, miles de chilenos han nacido en ese territorio, la salida al mar para Bolivia (aunque sea solo el control de un puerto) debería de ser un gesto de buena vecindad por parte de Chile para rehacer sus relaciones internacionales con su aislado vecino.
Susana Berniola
domingo, 16 de septiembre de 2007
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2 comentarios:
Chile limitaba com Perù en el rio loa en 1818 hasta 1826 cuando Simòn Bolivar invade ilegalmente territorio chileno para darle mar a Bolivia y mueve la frontera hacia el Sur siendo que en la primera Constituciòn de Bolivia el 6 de agosto de 1825 ninguna de sus divisiones administrativas contiene al llamado Litoral ya que no es hasta 1826 cuando Simon Bolivar viola el Utti Possidetis, para darle mar a Bolivia. invade el norte de Chile. Segunda<<<<constitucion Boliviana, 19 de noviembre de 1826; capitulo dos del territorio, ART. 3- El territorio de la Repùblica Boliviana, comprende los departamentos de Potosi, Chuquissaca, La Paz, Santa Cruz, Cochabamba, y Oruro. ART.4 -Se divide en departamentos, provincias y cantones. ART 5 - Por una ley se harà la diviciòn màs conveniente; y otra fijarà sus limites, de acuerdo con los estados limitrofe.
Entonces tambien solicitamos que Polonia devuelva Prusia Oriental y Danzig a Alemania, que Rusia retome los Paises Balticos, que Japòn retome Corea, que Mèxico Solicite la Otra Mitad de su Territorio EEUU. "etc etc etc" Creo que es la Soluciòn Justa, no crees EVO. (sin querer ofender a nadien )
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